LOVING BA through sports - Buenos Aires Verde

Cronología verde de Buenos Aires
El final del invierno, últimos días de agosto, principios de septiembre, es anunciado por la floración explosiva y aparición de las flores rosadas del lapacho.

El perfume de los paraísos invade el aire de las calles de la ciudad hacia fines de octubre. Difícil creer que unas flores tan embriagadoras se transformen en unos frutos, que desprenden un aroma tan hediondo. También los tilos hacen su aparición. Pero la gran fiesta comienza con la llegada de las flores azul-violáceas de jacarandáes y el rojo profundo de los ceibos. Alfombras violetas en el suelo de plazas y avenidas. Pasan casi inadvertidos los nacimientos de los brotes de las hojas de todo el resto de los árboles que visten las calles de Buenos Aires, arces, fresnos, plátanos.

Al incremento de la frecuencia de las lluvias durante la primavera, hacia fines de noviembre, se le agrega el “llanto de las tipas” y sus flores naranjas amarillentas. Estos árboles del norte del país, en Buenos Aires fueron invadidos por “bichos”, que bien se vinieron a llamar en el lenguaje vulgar escupitajos. Esas lágrimas pegajosas, no son exudados del árbol, sino saliva de estos insectos que altera y molesta a los caminantes y a los vehículos estacionados. No obstante, compensa la belleza del contraste de las flores sobre el asfalto. Nuevamente el aire se perfuma, esta vez con las flores de los tilos, que ya están cubiertos de hojas.

Comienza el verano. Enero es un mes en el que Buenos Aires descansa. Calles y avenidas despejadas y despojadas, de estos, de aquellos y de los de más allá.


Ya en febrero, despierta y asombra con las floraciones coloridas de los palos borrachos, que con todo su esplendor adornan varias avenidas de la ciudad. En especial la 9 de julio y sobre todo la Av. Figueroa Alcorta, entre Pampa y Udaondo, llegando a la cancha de River. Las flores de los jacarandaes también salen curiosear, pero mucho más tímidamente que durante la primavera.

Marzo, todavía es un mes que puede ser tórrido.

Arranca el bullicio de la ciudad, comienzan las clases, transportes escolares, subtes y colectivos repletos, retomamos la actividad laboral en toda su plenitud. Las altas temperaturas, acompañadas por el comienzo de la actividad demandan muchas veces más electricidad de lo que la ciudad puede ofrecer: ventiladores, aires acondicionados, splits, refrigeraciones de todo tipo…..sucumben. ¡¡¡Cortes de luz!!! Abanicos de tela o papel. Este año nos sorprendieron además las lluvias torrenciales y Buenos Aires que se inunda.

Marzo es el mes que los porteños solemos decir “la humedad es lo que mata”.
Pero en contrapartida con el barullo caluroso, la ciudad se adorna con los primeros anuncios de la llegada del otoño: se amarillean las hojas de los fresnos, los arces y los plátanos dejan caer las hojas amarronadas, y luce la corteza verde-amarronada; los jacarandáes y palos borrachos vuelven a florecer.

LAPACHO

Es originario del noreste argentino, sur Brasil, Paraguay y norte de Uruguay.

Florece hacia fines del invierno principios de primavera, antes de que salgan las hojas. Impacta el ejemplar que se encuentra escoltando una vieja casona en la Avenida Figueroa Alcorta y Manuel Obarrio. También Plaza Italia está circundada por lapachos, pero mucho más pequeños.

TIPA

Es un árbol de alto porte, numerosas ramas gruesas y ondulantes que forman una copa redondeada. Durante temporales o tormentas, suelen quebrarse con mucha facilidad.

“Las tipas lloran”; estos árboles, del norte del país, en Buenos Aires fueron invadidos por unos insectos, que bien se vinieron a llamar, en el lenguaje vulgar, escupitajos. Esas lágrimas pegajosas, no son exudados del árbol, sino saliva de estos insectos.

PALO BORRACHO
En la ciudad de Buenos Aires hay dos especies diferentes: el palo borracho de flores amarillas –Ceiba insignis-, también conocido como yuchán, y el de flores rosadas –Ceiba speciosa- o samohú.

Son árboles del Norte Argentino, Bolivia, Brasil, Paraguay y Perú. El tronco puede ser casi recto, de color verde grisáceo, con grietas verticales, y cubierto por espinas leñosas. Puede alcanzar los 20 m. de altura o tener el tronco ensanchado, casi como un panzón alcanzando tan sólo los 5mts.
La presencia de estos árboles se evidencia no sólo a través de la aparición impactante de sus flores, sino también a través de sus frutos colgantes. A medida que maduran, se abren progresivamente en 5 gajos y liberan una fibra blanca, semejante al algodón. Enmarañadas en este pompón se encuentran las semillas, que germinan sin ninguna dificultad.

CEIBO

Si bien es un árbol que abunda en lugares cerca del agua, está presente entre los árboles urbanos. La aparición de sus flores rojo profundo ocurre simultáneamente con las del jacarandá. El contraste entre ambos colores es indescriptible.

También es originario del noreste argentino y fue declarado “Flor simbólica nacional” en 1942.

JACARANDA

Es un árbol originario del noroeste argentino, Brasil y Bolivia. En las calles de Bs. As. se hacen notar cuando adornan alineados, a lo largo de las veredas de las avenidas Figueroa Alcorta, Libertador,y la Avenida Santa Fé a la altura del Botánico. Tiene flores azul violáceas que aparecen a principios de noviembre, antes que aparezca el follaje. Hacia fines del verano vuelven a tener una segunda floración. Las hojas se caen, bien entrado el invierno. Los frutos quedan en el árbol durante un largo tiempo, y se observan frutos secos, marrones del año anterior junto con los nuevos de color verde.


¿Por qué se inunda Buenos Aires?

Sin entrar en un análisis pormenorizado y profundo de todas las variables que juegan en un problema de esta envergadura, sólo quiero comentar algunas características del lugar en la que Buenos Aires está asentada:


- Buenos Aires se encuentra en la región nordeste de la Provincia de Buenos Aires, sobre el estuario del Río de la Plata. El relieve llano, tiene poca pendiente hacia el río (desnivel de 25 a 33cm. Cada 1.000m), termina en barrancas más o menos empinadas. Las barrancas se suavizaron o desaparecieron por efecto de la erosión, acumulación de sedimentos traídos por el río u obras de relleno. Esta meseta estaba cruzada por ríos, arroyos y cursos menores de agua. En la actualidad, salvo el arroyo Cildañez, en el sudoeste, están todos entubados.

- La ciudad fue fundada en el lugar donde desembocan ríos y arroyos de la llanura pampeana. Es “ley verde” que los ríos de llanura van zigzagueando, por la pendiente poco pronunciada, buscando los puntos más bajos, para finalmente desembocar en un río. En este caso el Río de la Plata.

- Salvo la superficie de capital que corresponde a los parques de Palermo y otros de gran superficie, el agua de lluvia debe buscar salida por desagotes artificiales. Cuando el caudal supera cierto nivel, el agua no ingresa por las alcantarillas de calles y avenidas y así inunda las calles buscando otra salida hacia el río.

- A medida que la zona suburbana se va desarrollando, y el suelo donde, el agua podría infiltrar, ahora está asfaltado, se incrementa el agua que escurre. La red pluvial no es suficiente.

- Otra causa de inundación son las provocadas por las sudestadas, vientos muy fuertes que provienen del sudeste. El río entra a la ciudad.

ALGUNAS CURIOSIDADES DEL RIO DE LA PLATA

El Río de la Plata, tiene comportamiento de estuario. Las aguas de los ríos siempre bajan para desembocar en el mar. Este, puede subir!! Por efecto de las corrientes marinas y la forma de embudo en la desembocadura de este río, el agua puede ir en sentido contrario al mar.

RELATOS Y SENSACIONES DE CARRERAS, DEL HACER DEPORTES

Mi primer Maratón 42 km. Buenos Aires. Miriam Kaufman

“Hace ya un rato largo terminó la carrera. Me preguntan cómo me siento, cómo fue, no sé todavía reconocer estas sensaciones en mí. Estoy como anestesiada, no me duele nada, y no tengo fuerzas para otra cosa que para pensar en lo que fue. No se parece a nada de lo que hice hasta ahora, a ninguna carrera ni de calle, ni a ninguna de aventura, que plantean otros desafíos. No son dos media-maratones, ni 4 de 10.000, ni nada. Es LA maratón.
Cuando por primera vez mi compañero de carreras de aventura me habló de la maratón, ya sólo su nombre me invocaba algo a lo que hay que tener respeto, muy lejos de mis posibilidades; y ahora que la corrí la ubico en “LA REINA” de las carreras. Pide todo, es a entrega total; hay que dar lo que uno controla, sabe que tiene adentro y entrenó y lo que se va sólo, vaya uno a saber por qué. Quedé vacía, para volver a empezar a pensar qué, cómo, cuánto. Aquí quedó todo lo que había.
Fue una carrera tan individual y tan compartida. Es cierto que el cuerpo es de uno, el ritmo es de uno, la resistencia es de uno, las ganas son de uno. Pero todo eso funcionó porque estuvieron los otros. Ya desde ayer, necesité que estuvieran conmigo; la organización y puesta a punto de los más mínimos detalles, la ansiedad porque llegue el momento, los momentos de aparición de cada uno de mis compañeros, eran excusas en realidad para saber quiénes corrían conmigo.
Ya en carrera, ir viéndolos aparecer me llenaba de emoción. Cada uno cumplía con sus funciones, parecía una cirugía de alta precisión: “agua, agua; gatorade-gatorade; ¿necesitas algo? Vas bien, buen ritmo, dale que podes, ya la tenés”. Todo eso que en teoría sabía me dirían se amplificó en el momento de la carrera. En algún momento de la carrera, cuando ya iba quedando sin fuerzas, fueron los otros los que hablando de mí, de lo que yo puedo, me hicieron llegar al final. La mirada y la presencia de los otros te hacen, eso viví. “Controlate que quedan muchos km. por delante” o los gritos de “adelante, vamos Equipo” tienen una fuerza especial. Y ni te cuento cuando escucho la vos del entrenador. Su aparición indica la proximidad de la meta, y también el uso de las últimas reservas. Yo escuchaba sus indicaciones y allí iba el cuerpo. Y eso saben los maestros, ¿no?”

Un relato breve que encuentro al hacer deportes

"Están los que llevan amuletos, los que hacen promesas
Los que imploran al cielo, los que creen en supersticiones.
Y están
Los que siguen corriendo cuando les tiemblan las piernas.
Los que siguen jugando cuando no les alcanza el aire.
Los que siguen luchando cuando todo parece perdido.
Como si cada vez fuera la última
Convencidos de que la vida misma es un desafío.
Sufren pero no se quejan. Porque saben que el dolor pasa
Que el sudor se seca, que el cansancio termina.
Pero hay algo que nunca desaparece;
La satisfacción de haberlo logrado.
En sus venas corre la misma sangre.
Lo que los hace diferentes, es su espíritu
La determinación de alcanzar la cima
Una cima a la que no se llega superando a los demás,
Sino a uno mismo.
Daisaku Ikeda

Una carta. A los papás de una corredora, 22 años, que me acompañó, en una carrera de aventura individual, la primer carrera después de una lesión, por una caída de la bicicleta

Supongo que a uno no se le acaba el regocijo que pueden provocar los hijos, por más adultos que se vayan poniendo.

A medida que pasan los días, y me preguntan cómo me fue en la carrera del domingo, todos mis allegados saben que era algo importante para mí, no dejo de mencionar la presencia de vuestra hija. Yo no sabía de sus intenciones de acompañarme, o de estar al lado mío, sea por los motivos que fueran. La cuestión es que, su presencia es lo que más me emocionó de la carrera. Al comienzo su confianza en mi, en regular el ritmo, en no asustarme por la respiración agitada, en escucharla y estar atenta a si íbamos por el "camino correcto", se revirtió hacia el final, donde a mi me comenzaron a pesar las piernas. Hice varios intentos por alejarla de mí, cuando veía que se había soltado, que cabriteaba como la mejor esquivando zanjones de barro. Pero algo habrá entendido que ella tomó el carro y empujó de él hasta el final.

Estas son las mejores cosas que me pasan y aprendo en las carreras. Y esto nutre la vida.

Un beso a ambos, Miriam